Gracias por la esquina, tu ojo y la cerveza. Te vi igual a través de mis manos. La cinta era un rulote entre los dedos y se estiraba con despedida. En las gradas me encontré un papel, lo tome sentándome encima y en una creación de capturacion te salude con mi gesto, enviando un beso a través de una maquina del tiempo. ¿Me avisas cuando te llegue? Estoy trabajando sobre eso.
Observe también un rostro silencioso, pasivo que traía al azar en alguna verruga, verrugota, pero no recuerdo si usaba botas. No recuerdo ¿Tu recuerdas? son esos que marcan la vida, los que tu llamas personalidad. Después, después solo quise reír y hacer pis. Ay, solo uso colorete cada tanto y ayer no se si lo use, ya no recuerdo.
De extremidades encantadas, magia con vidas paralelas o misma vida.
Y llegar, me empujaste a una pileta de vino, vino rico. Falto poco para acabarlo. Y sorprenderme por hambre de años, al salir del liquido, que tenias un plato de comida solo para mi.
Y se te notaba cansado, lo note saboreando un pequeño Jorgito que encontré. Y lo note al verte echado en la cama y lo note al escuchar tu respiración y lo note al sentirte recostado en mi brazo. Y te note... como algún extraño, cada tanto y no tanto.


La vaga

1 comentario:

el baterista que escribe dijo...

que un jorgito ataque la diegesis de un relato es formidable



tan formidable que me dieron ganas d uno
uno de dulce de leche ..de los blanquitos ..ñam ñam





hola pepina!